
Buenos Aires. Fue un bochorno conocido. Cada vez que el Boca Juniors se queda fuera de la Copa Libertadores, le da lugar al escándalo, como ocurrió en 1961 contra el Sporting Cristal de Lima y en la edición de 1991 con el Colo Colo, cuando no puede en el terreno de juego apela a todo tipo de artimañas, el resultado es el mismo: se queda fuera del torneo y de la peor manera posible.
En lo estrictamente futbolístico, las Chivas merecieron la clasificación a las semifinales gracias a su orden táctico y a un planteo inteligente, aunque conservador, apelando a los cuatro goles de diferencia alcanzados en Jalisco, lo que no ayudó a ir desinflando a un Boca carente de ideas y sólo empujado por el desorden de su necesidad.
Era sabido que el Boca en La Bombonera iba a intentar llevarse por delante a los dirigidos por Benjamín Galindo. Boca esperaba que las Chivas salieran a jugarle a la defensiva bien cerrados contra la portería de Corona. Pero ahí estuvo la primera sorpresa para los locales, Galindo paró al equipo como de costumbre, bien adelantado en la cancha y sólo con tres en el fondo ahogando a los que en Boca estaban llamados a generar futbol como Vargas o el Chelo Delgado, así Boca tenía que improvisar un armador en la tosca figura de Cassini, algo que era imposible.
De esta forma, en todo el primer tiempo, sólo un centro de Barros Scheleotto que pudo cabecear Palermo y reventó en el travesaño y dos minutos después otra vez Palermo puso en apuros a Corona. Esas dos jugadas junto a la que Barros Schelotto tuvo mano a mano minutos antes frente al portero mexicano fue todo lo que hizo Boca en la primera parte.
En la segunda mitad, el partido fue casi una calca del primer tiempo, Chivas se dio cuenta y con un poco más de rapidez en el contragolpe podía definirlo, de ahí que Galindo incluyera a Alberto Medina pegado sobre la derecha, en remplazo de Omar Bravo y por ese carril las Chivas Rayadas estuvieron a punto de encontrar la ventaja en dos oportunidades, el resto del planteo era obvio: aguardar a Boca y jugar con su desesperación, buscar a Palencia y a Bautista para entretener el balón todo lo posible y dejar correr los minutos hasta la clasificación. Boca, por su parte seguía intentando y pudo haber anotado en tres oportunidades, si no fuera porque Corona estaba dispuesto a que esta fuese su noche mágica hasta convertirse casi en figura, junto a la seguridad de la defensa y el largo fatigar de Sol y Morales Si Chivas logró esa histórica clasificación rompiendo el mito de La Bombonera y dejando al desnudo a Boca y a sus reiterados bochornos antideportivos, como cada vez que se queda fuera de la Libertadores.
Después de una falta contra Bautista entre Palermo y Cassini desataron la ira de los hinchas aplicando insultos y golpes de puño contra el Bofo y cuanto jugador contrario pasara cerca, comenzaron a llover proyectiles y el encuentro concluyó de la peor forma: suspendido a los 34 minutos del segundo tiempo.
Cuando el juez Vázquez decidió suspender el encuentro, le impidió a los rayados desatar un justo festejo ante los más de 400 de sus hinchas que se encontraban en la parte alta del estadio. Recién en los vestuarios y al compás de la música, los de Galindo pudieron celebrar a discreción este paso importante en la Libertadores.
